Imagínate lo siguiente; tienes una presentación muy importante y te has pasado la noche anterior preparando tu estilismo más sofisticado. Duermes bien pensando que estás bien preparado y que nada podrá detenerte a la hora de alcanzar esa promoción. A la mañana siguiente, te vistes y te miras en el espejo. Te sonríes a ti mismo. Te ves increíblemente elegante.
De camino al trabajo, te sientes genial, en calma y confiado, ¿y por qué no? con un atuendo como ese, te sientes como una estrella del rock. Te adentras en el trabajo, preparado para triunfar con tu astucia, encanto y gran estilo.
Pero en el momento en el que pones tus cosas sobre la mesa, tropiezas. Tu bebida caliente se tambalea, tiembla y...¡oh, no! tienes toda tu camisa llena de café.
Aquí llega la parte en la que la mayoría de la gente entraría en pánico. Pero tú no. Tu sabes exactamente cómo manejar una situación como esta. Estás listo para pelear. Tú, mancha de café, será mejor que te apartes del camino, hay un nuevo jefe en la cuidad.
La vida está llena de caos, y tenemos que estar preparados para ello. Y sí, mientras que no puedes hacer nada contra ese chico del metro tocando la guitarra, sí hay algo que puedes hacer para lucir siempre lo mejor posible.
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